domingo, 8 de enero de 2017

¿Cómo es la música para la liturgia? ¿Qué características tiene?


 La música es, en sí misma, un lenguaje. Si tiene texto apoyará al texto y reforzará lo que éste dice. Si no tiene texto, también expresa y dice algo por si misma. Por ello, la música debe estar acorde al momento en el que estamos.
La música con la que se baila es distinta a la música con la cual se expresa dolor, por ejemplo.
En el caso de la música en la Iglesia, debe apoyar dos cosas: El culto a Dios y el recogimiento de quienes asisten al templo.

La música para la liturgia debe distinguirse de la música profana (la que escuchamos para deleite, para distracción y recreación ; para amenizar o bailar) 

"Por consiguiente la música sagrada debe tener en grado eminente las cualidades propias de la liturgia, conviene a saber: la santidad y la bondad de las formas, de donde nace espontáneo otro carácter suyo: la universalidad" 

"Debe ser santa y por tanto, excluir todo lo profano y no sólo en sí misma, sino en el modo con que la interpreten los mismos cantantes" (Tra le sollecitudini San Pío X 1903)

¿Qué ejemplo tenemos de música "Santa"?
El canto gregoriano es el canto propio de la Iglesia por ello :
"una composición religiosa será más sagrada y litúrgica cuanto más se acerque en aire, inspiración y sabor a la melodía gregoriana y será tanto menos digna del templo cuanto diste más de este modelo soberano"

Así, en canto gregoriano ha inspirado las obras polifónicas sacras de todos los tiempos y es un modelo para la nueva música que se componga. 

El documento Musicam Sacram (1967)dice: 
"Con el nombre de música sagrada se designa aquí: el canto gregoriano, la polifonía sagrada, antigua y moderna, en sus distintos géneros, la música sagrada para órgano y para otros instrumentos admitidos y el canto sagrado popular, litúrgico y religioso." (45)

"Debe tener arte verdadero, porque no es posible de otro modo que tenga sobre el ánimo de quien la oye aquella virtud que se propone la Iglesia al admitir en su liturgia el arte de los sonidos" (Tra le sollecitudini San Pío X 1903)

Juan Pablo II nos dice también que la música expresa y va acorde a los momentos de la liturgia :

"Los diversos momentos litúrgicos exigen una expresión musical propia siempre idónea para expresar la naturaleza propia de un rito determinado, ya proclamando las maravillas de Dios, ya manifestando sentimientos de alabanza, de súplica o incluso de tristeza por la experiencia del dolor humano, pero una experiencia que la fe abre a la perspectiva de la esperanza cristiana" (quirógrafo para los cien años de Tra le sollecitudini 2003)

Otra característica es la universalidad :
"Mas a la vez debe ser universal, en el sentido de que aún concediéndose a toda nación que admita en sus composiciones religiosas aquellas formas particulares que constituyen el carácter específico de su propia música, éste debe estar de tal modo subordinado a los caracteres generales de la música sagrada, que ningún fiel procedente de otra nación experimente al oírla una impresión que no sea buena" (San Pío X Tra le sollecitudini punto 2)

En resumen la música en la Iglesia debe ayudarnos a la devoción. Por ello los géneros profanos no se permiten. La música no debe sonar a concierto, ni a ópera, mucho menos a salsa, rock, mariachi u otros géneros que utilizamos para divertirnos. 
Si con la música que hay en Misa nos dan ganas de bailar o movernos a su ritmo algo no está del todo bien. 
Para la liturgia hay géneros específicos. 

Bibliografía 
San Pío X Tra le sollecitudini 1903 
San Juan Pablo II quirógrafo a los cien años de Tra le sollecitudini 2003 
Paulo VI musicam Sacram 1967
Paulo VI Sacrosanctum concilium